No siempre merece la pena interponer una demanda judicial para luchar por una incapacidad permanente. Por nuestra experiencia, podemos afirmar que en muchas ocasiones no nos queda más remedio que responder que el caso no es viable.
En muchas situaciones se dan los elementos necesarios para un posible proceso judicial de incapacidad de éxito. Por esta razón, en este post te vamos a dar las claves para saber cuándo deberías demandar al INSS.
Pero no olvides que cada historia es única y hasta estudiarlo no se puede concluir si esa persona en concreto podría ganar.
No apto para impacientes
Lo primero que debes saber si te estás planteando reclamar en los tribunales es que puede tratarse de un largo camino. Te aconsejamos que te armes de paciencia. Porque la espera puede valer la pena.
Además, es esencial que colabores con tu abogado aunque a veces te resulte tedioso: por ejemplo, para reunir documentación. Pero ten por seguro que estarás asesorado en cada fase.
Claves para saber cuándo demandar
Secuelas limitantes
Una señal importante de que se puede alcanzar una sentencia favorable es que, en lo que se refiere a tu estado de salud, te encuentres en la llamada fase de secuelas. Y que, a su vez, estas sean invalidantes. Esto significa que la enfermedad o lesión ya no está latente, pero que han quedado secuelas que no permiten trabajar.
Posibilidades terapéuticas
Un segundo aspecto primordial es que el futuro demandante haya probado todos los tratamientos posibles y que, aun así, las limitaciones persistan. No hace falta que sean todos los tratamientos existentes, si no los adecuados para ese paciente. Es más, hemos visto muchas sentencias donde los jueces inclinan la balanza hacia el lado del trabajador aunque quede algún tratamiento o terapia más sin experimentar, si se prevé que no va a tener efectos significativos.
Informes de especialistas
También merecerá la pena presentar una demanda si tenemos -o podemos conseguir- informes de especialistas de la Sanidad pública (neurólogos, psiquiatras, traumatólogos y un largo etcétera) que reflejan sin lugar a dudas la gravedad de nuestras limitaciones. Sobre todo tienen mucho valor los testimonios de los expertos que han hecho un seguimiento al paciente. Por el contrario, lo que dice un médico de cabecera o uno privado, no tiene demasiado valor.
A veces el especialista redacta un informe que no es lo suficientemente completo. En esas circunstancias, debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para que elabore otro, explicándole la importancia que puede tener su diagnóstico en nuestro futuro próximo.
Relación dolencia-trabajo
Otro argumento de mucho peso es si es muy evidente que la patología o lesión que padecemos no es compatible con nuestra profesión. Y que incluso genera peligro. Por ejemplo, seguramente compensará iniciar un proceso litigioso si un taxista está afectado de una severa pérdida de visión y, aun así, por vía administrativa le han denegado la incapacidad.
La palabra del tribunal
¿Sabes que a veces el informe de síntesis, que prepara el tribunal médico, puede ser una prueba favorable? No es extraño que en este documento, el cual es diferente del dictamen-propuesta que hace el tribunal al INSS para que decida, contenga datos que sí nos convenga resaltar. Recientemente hemos tenido un caso en Madrid en el que, de hecho, casi no necesitamos aportar nada más que el informe de síntesis, porque las limitaciones estaban claramente recogidas en las palabras del propio tribunal médico.
Datos y cifras
Otra cuestión relevante es disponer de datos numéricos -de un tipo u otro pero objetivos- para demostrar que procede conceder la incapacidad. De esta manera, tu abogado puede aportar los resultados, aplicados a las diferentes escalas de medición que se utilizan en la jurisprudencia, para lograr tu pensión.
Por ejemplo, si hablamos de afecciones del corazón, es muy común que los juzgadores saquen a colación la Escala NYHA New York Heart Association, que proporciona una clasificación funcional de la insuficiencia cardíaca. Si tú como demandante puedes probar, por ejemplo, que tu clase funcional es la tres (III) estarás demostrando fehacientemente que sufres una notable reducción de la actividad física según la mencionada escala debido a la dolencia cardiaca. Con este tipo de aportaciones u otras similares, las probabilidades de vencer al INSS aumentarán.
Otra escala muy habitual es la de Wecker, que establece la pérdida de visión. Al superar el 50% en esta escala, no solo corresponde una pensión de incapacidad permanente sino que, además, uno de los grados más altos: la absoluta.
Cuando cae por su propio peso
En ocasiones vemos como se deniegan incapacidades donde, solo a simple vista, ya se aprecia que ha habido un error flagrante en la decisión de la Seguridad Social. Y que es de justicia trasladar el conflicto a los juzgados.
Sin ir más lejos, a un cliente que tuvimos en Orense le denegaron la incapacidad absoluta pese a que tenía migrañas incapacitantes unos 27 días al mes. Solo dos o tres días ¡de 30! estaba libre de dolor. Estaba claro que había muchos visos de vencer a la Seguridad Social ante un tribunal. Y así fue. Como dato curioso, contaros que el argumento central de esta sentencia tenía un solo párrafo, cuando normalmente los jueces analizan y razonan durante varias páginas. Una muestra de que no había nada que discutir.
Hemos enumerado indicadores de cuándo puede resultar rentable demandar al INSS. Pero una lectura rápida no es suficiente. Si te has identificado en uno o varios apartados, es imprescindible que un abogado lo valore de forma más profesional y exhaustiva.
Recurso al Tribunal Superior. ¿Sí o no?
Otra pregunta que quizá te surja ahora es qué ocurre si finalmente se demanda pero el juzgado no da la razón al trabajador. Porque esto sucede, no siempre se gana. Lo que pasa es que en numerosas ocasiones se puede recurrir ante el Tribunal Superior de la comunidad que corresponda.
El eje principal, la pista o el gancho para saber que podemos acudir a estos altos tribunales con bastantes posibilidades de que admitan el recurso es que haya un error en la valoración de la prueba en la sentencia de instancia. Los recursos que parten de ahí pueden ser un éxito si se demuestra que no ha habido una evaluación global y completa. Y que, en consecuencia, las conclusiones son contrarias a las que se desprenderían de la propia sentencia si hubiera habido una valoración de la prueba conjunta, lógica y sin conjeturas.
Conclusión
Para llevar a juicio al INSS es necesario que confluyan los diferentes factores que hemos destacado en este artículo, entre otros aspectos que puede añadir el abogado. Este siempre ser sincero contigo y decirte si ganar es viable o no. Puede que cumplas todos los requisitos pero por ejemplo aún sea pronto para afirmar que has agotado todas las posibilidades terapéuticas. En dicho supuesto, el abogado que te ha atendido te puede emplazar a intentarlo pasado un determinado periodo de tiempo, para que no pierdas recursos y energías en el momento actual si probablemente no se ganaría el juicio. Y no sería una mala noticia, sería la forma honesta de actuar y que lleve a una futura victoria.
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