Tener una pensión por Incapacidad Absoluta y perderla de repente no es plato de buen gusto. Pero a veces sucede, como se puede comprobar en algunas las sentencias que os vamos mostrando en nuestra web. Y eso es lo que le sucedió también a Paquita, una de nuestras clientes. En su estado, no podía volver a trabajar, y decidió contactar con nuestro despacho cuando recibió la amarga noticia. Ahora ha desaparecido esta preocupación porque le han restablecido su prestación por sentencia judicial.
La insólita conclusión del INSS
Paquita tenía concedida una Incapacidad Permanente Absoluta desde septiembre de 2016. En aquel momento, las lesiones que el INSS le había reconocido eran metrorragias -hemorragias uterinas fuera de la menstruación- y una patología del corazón que había requerido un procedimiento quirúrgico de crioablación. Sumando a todo ello un trastorno depresivo mixto.
Sin embargo, en una revisión que se le realizó un año después, la Seguridad Social le retiró su pensión, ya que se consideró que con las lesiones que sufría no eran tributaria de ninguna clase de incapacidad permanente. Sorprendentemente, en dicho informe, de 2017, seguían presentes las hemorragias y ya se hablaba de “útero polimiomatoso” -es decir, que se habían hallado tumores benignos en él-. Además, se concretaba su ansiedad generalizada e, incluso, un Trastorno de Personalidad (tipo Cluster C).
Lejos de mejorar, como se puede observar, su cuadro clínico había empeorado ostensiblemente, por lo que no se entiende la decisión de cancelar totalmente su retribución económica.
Patologías demostradas por nosotros
Por supuesto, desde nuestro despacho llevamos el caso de Paquita ante la ley. Y en el acto del juicio, que se celebró en el Juzgado de lo Social nº 2 de Barcelona, presentamos informes médicos que acreditaron, fuera de toda duda razonable, que la trabajadora seguía diagnosticada de útero polimiomatoso con metrorragias. Junto a ello, probamos que también padecía Fibrilación Auricular Paroxística: una arritmia del corazón que aparece y desaparece de forma espontánea.
Asimismo, al trastorno de ansiedad añadimos otro de pánico con agorafobia, tal como constaba en sus informes psiquiátricos. Este punto era clave en el empeoramiento de Paquita, y así lo pusimos de relevancia ante el juez.
El esperado veredicto
El magistrado nos dio la razón, en primer lugar, respecto a que las enfermedades mentales de la demandante impiden que esta pueda desarrollar cualquier tipo de profesión. Motivo por el cual, y solamente por ello, ya merecería que el INSS le devolviera su grado de incapacidad absoluta. Las arritmias y las hemorragias uterinas, según consideró el magistrado, ya estaban bajo control médico y por ello no debían producirle limitaciones físicas para poder trabajar.
Volviendo a los documentos psiquiátricos, el especialista que los firmaba sí resaltaba que, debido a los problemas cardíacos, la paciente tenía aún más miedo a salir de casa (agorafobia). Un aspecto que fue tenido en cuenta por el tribunal.
Tras una valoración en conjunto, se condenó a la Seguridad Social a que volviera a asignar a esta trabajadora la Incapacidad Absoluta. Y los efectos establecidos por la sala de lo Social fueron desde noviembre de 2017, fecha de la controvertida revisión de su incapacidad. Esta retroactividad supone para Paquita un importante abono adicional por atrasos, ya que el juicio se desarrolló el año pasado y ella cobraba más de 1.800 € mensuales antes de que le fuera suspendida la prestación.