Pese a tener que usar pañales e ir a diálisis tres días por semana, Rodolfo vio como el INSS no ampliaba su grado de incapacidad. Él tenía concedida una incapacidad total para su profesión, pero en realidad no podía ejercer ninguna debido a su complicado estado de salud. Finalmente decidió pelear en los juzgados y nos llamó, y ahora cobra una incapacidad absoluta para todo tipo de trabajo.
Cáncer e incontinencia fecal
Este trabajador, auxiliar de vuelo, fue diagnosticado de carcinoma anal. En 2012 le intervinieron quirúrgicamente realizándole con una colostomía, una operación cuya finalidad es que las heces puedan salir del cuerpo a través de una abertura que deriva en una bolsa externa -en lugar de atravesar el recto-. Pero el tratamiento no acabó ahí, sino que Rodolfo vivió un proceso de radioterapia y quimioterapia hasta 2013.
Posteriormente, se llevó a cabo otra cirugía para cerrar la colostomía y practicar una reconstrucción del recto. Pero, lamentablemente, durante este período tuvo que ser hospitalizado debido a una infección. La secuela principal de todo ello fue una grave incontinencia fecal, que requería el uso de pañales. Y en aquel entonces (2014) la Seguridad Social le reconoció una incapacidad permanente total del 55% de su base reguladora, entendiendo que no podía seguir desempeñando tareas de auxiliar de vuelo pero sí otras.
Sin embargo, Rodolfo comenzó a someterse a hemodiálisis en 2021 a causa de una enfermedad renal crónica de origen desconocido. Y a ello se sumaron problemas cardíacos y los que arrastraba de su cáncer.
Petición de revisión de grado
Tras el surgimiento de las nuevas patologías, este ciudadano solicitó al INSS una revisión de su incapacidad, para intentar conseguir la absoluta. Pero, sorprendentemente, se denegó su aumento de grado por vía administrativa.
El juicio en Madrid
En el juicio, que se celebró en el Juzgado de lo Social nº 36 de Madrid, nuestro equipo de abogadas aportó pruebas que desembocaron en una sentencia favorable -y en una cuantiosa pensión-. El juez pudo ver claramente cómo las lesiones de nuestro cliente se habían agravado, precisando de asistencia médica continua. Además de la incontinencia fecal y la necesidad de acudir a diálisis tres días a la semana, certificamos que su función ventricular izquierda (FEVI) era de solo un 45%, lo que indicaba una disminución significativa en su capacidad cardíaca.
A la vista de todo ello, no se puede dejar de pensar en la imposibilidad real de que una empresa contrate a una persona que tiene que ausentarse varios días a la semana por la diálisis. Esa es una primera razón por lo que la incapacidad en grado de total no tenía sentido. Y la segunda es que, desde el punto de vista del trabajador, de su bienestar y de su dignidad, es inviable desempeñar una actividad profesional sufriendo una incontinencia tan severa, y llevando pañales.
Pensión de más de 2.800 € al mes
Como resultado, el magistrado concluyó que nuestro defendido merecía la incapacidad permanente absoluta, ya que estaba limitado incluso para las ocupaciones más livianas. En consecuencia, la Seguridad Social tuvo que acatar esta determinación y aprobar a Rodolfo una prestación del 100% de su base reguladora, que ascendió a 2.822.98 € al mes.
Consulta la resolución judicial a continuación:
