Vendía seguros de vida como profesional autónomo, pero sus problemas en la columna vertebral -tras un accidente de tráfico- no le permitían realizar su trabajo correctamente. Esa es la historia de Arturo, que solicitó a la Seguridad Social una Incapacidad Permanente que le fue denegada. Sin embargo, más tarde, y con las acciones judiciales de nuestro despacho, logró lo que necesitaba.
De baja desde 2016
Este trabajador independiente (autónomo) estuvo de baja médica desde julio de 2016 hasta enero de 2018, fecha en que se le agotó dicha incapacidad temporal. Tras ello, comenzó a tramitar su incapacidad permanente vía administrativa. Sin embargo, el INSS denegó su solicitud. Ante esta respuesta, Arturo puso en marcha una reclamación previa, pero tampoco así consiguió su pensión. Tras estas gestiones, este autónomo decidió llamarnos y presentamos en su nombre una demanda judicial en junio de 2018 ante el Juzgado de lo Social nº 19 de Barcelona.
En aquel momento, ya habían pasado dos años desde el inicio del padecimiento de nuestro cliente.
Secuelas del accidente de tráfico
En el juicio, celebrado ya en 2019, nuestros abogados presentaron informes médicos que demostraron las limitaciones funcionales que se desprenden de las patologías de Arturo. El origen de esas secuelas ya fue mencionado en el informe del la SGAM: Espondilolistesis y Anterolistesis en L4, tratadas con artrodesis, mediante tornillo cementado (más laminectomía). Este tipo de dolencias ocurren, en esencia, cuando las vértebras se deslizan unas sobre otras. Y tanto la artrodesis como la laminectomía son intervenciones quirúrgicas para corregir este problema.
No obstante, se acreditó durante el acto de juicio, mediante informes del especialista (un traumatólogo de la sanidad pública), que estas consecuencias del accidente de tráfico le provocan limitación funcional para actividades tanto laborales como de la vida diaria que precisen de bipedestación prolongada. En el razonamiento de la sentencia se puede observar que tampoco tiene capacidad de soportar sobrecargas mecánicas ni de llevar a cabo tareas que precisen flexión y rotación del tronco.
Cuadro clínico ampliado
Además, mostramos al juez pruebas irrefutables de que nuestro defendido sufre de dolor lumbar irradiado a la extremidad inferior izquierda. Y que también está afectado de ciatalgia (dolor en el nervio ciático). A todo ello sumamos parestesias -sensaciones anormales en el sistema nervioso-, síndrome miofascial -que le afecta a los músculos- y síndrome facetario, una disfunción de las articulaciones de las vértebras.
“Nuevas” noticias del INSS
Antes de este proceso judicial y después de que el INSS emitiera una negativa a Arturo, el SGAM valoró a Arturo por una nueva recaída y emitió un informe donde sí apreciaba limitación funcional. Este informe médico acompañó al resto de documentación que aportamos en el juicio oral, a fin de apoyar nuestra defensa, porque en dicho documento sí se proponía al solicitante como tributario de una incapacidad permanente.
Incapacidad Total concedida
Tras valorar tanto nuestra pretensión como los documentos aportados, la jueza que llevó el caso dictó sentencia. En ella, condenaba al INSS a otorgar a nuestro cliente una Incapacidad Permanente Total. En la propia resolución se puede leer que “las secuelas y limitaciones acreditadas son acreedoras del grado de incapacidad permanente total, derivada de enfermedad común, que se solicita, al impedir el desempeño de las tareas fundamentales de su profesión”. Arturo vencía así al INSS con nuestra ayuda, y obtenía una pensión del 55% de su base reguladora, con efectos desde el cese de su actividad como autónomo vendedor de seguros.
Para más detalles, puedes consultar la sentencia íntegra aquí: