Arturo era beneficiario de una incapacidad permanente absoluta debido a su depresión mayor. Pero, para su sorpresa, tan solo tres años después de que le reconocieran su pensión, el INSS se la retiró completamente. La Seguridad Social no se limitó, por ejemplo, a rebajar su grado de incapacidad, sino que el trabajador perdió su condición de pensionista. Tras quedarse sin ingresos, nos llamó para que lucháramos por recuperar su prestación. Y lo logramos tras el juicio que se celebró en el Juzgado de lo Social nº 25 de Barcelona.
Una pasión incompatible con su salud
Arturo pasó gran parte de su vida trabajando como cocinero. Sin embargo, acabó siendo diagnosticado de trastorno depresivo mayor severo, lo que hizo imposible que continuara desempeñando la profesión que amaba.
En 2018, el INSS declaró a este trabajador en situación de incapacidad permanente absoluta. El motivo de la resolución fue su estado depresivo mayor, que pese a no presentar síntomas psicóticos sí le provocaba una limitación psicofuncional significativa.
Limbo legal y emocional
Tras tres años como titular de una incapacidad absoluta, la entidad pública revisó su caso y llegó a la impactante conclusión de que no tenía ningún tipo de incapacidad. Esta decisión se basó en el informe del tribunal médico, donde se cambió el término 'depresión mayor' por "trastorno depresivo persistente". Esta modificación, pese a que pueda parecer lo contrario, fue crucial, porque significó la infravaloración de su enfermedad y, en consecuencia, la suposición de que había recuperado su capacidad laboral. Pero no era así.
La Reclamación Previa que Arturo tramitó después fue desestimada, y le dejó en un limbo que solo se podía solucionar acudiendo a los tribunales.
El diagnóstico real
La realidad, que demostramos en el juicio mediante informes médicos -y que fue corroborada por el médico forense del juzgado-, era que nuestro cliente padecía un trastorno psiquiátrico de depresión mayor severa, crónica, agravada con un trastorno de ansiedad recurrente. Además, se apreciaban en él síntomas cognitivos.
La consecuencia de este cuadro clínico fue una gran limitación psicofuncional crónica que afectaba a su vida social, familiar y laboral.
Pero lo más relevante en esta clase de juicio era probar que la salud de este cocinero no había mejorado desde la resolución de incapacidad de 2018. ¡Y así lo hicimos!
Más de 2.300 € al mes recuperados
Los abogados del INSS se mantuvieron firmes en su postura durante la vista oral, argumentando que el informe del tribunal médico no reflejaba lesiones incapacitantes en el momento actual. Pero el juez no les dio la razón.
Tras una evaluación minuciosa de la situación, el magistrado llegó a la conclusión de que las patologías que aquejaban a nuestro defendido lo inhabilitaban por completo para realizar cualquier tipo de trabajo productivo. Se apoyó también en lo que reflejaba el informe forense, objetivo e imparcial, que confirmó que no había habido mejoría alguna.
El INSS fue condenado a abonar a este cocinero una pensión mensual equivalente al 100% de su base reguladora de 2.384,88 € por incapacidad absoluta, y con atrasos desde mayo de 2021. La vida puede dar giros inesperados, pero con determinación y el respaldo legal adecuado, es posible encontrar justicia y protección en tiempos de dificultad.
Lee la resolución judicial aquí: