De nada a casi todo. Porque la incapacidad absoluta es uno de los grados más altos de incapacidad permanente. Y Malena la ha conseguido (incluyendo los atrasos correspondientes) acudiendo a los tribunales después de que el INSS le denegara cualquier tipo de incapacidad. Una muestra de lo que se puede lograr, si el caso es viable, tomando la decisión de presentar una demanda. Las dolencias de esta trabajadora, cuidadora de personas dependientes, son la depresión y la fibromialgia, una combinación que por desgracia es cada vez más frecuente. Y merece una protección económica si impide desarrollar una actividad laboral.
Sin limitaciones psicofuncionales o disfunción articular
Así fueron las conclusiones del dictamen del Tribunal Médico (en este caso el SGAM), cuando valoró a Malena en enero de 2019: ““Episodio depresivo persistente (distimia). Trastorno de personalidad Cluster B/C, sin limitaciones psicofuncionales significativas. Fibromialgia, sin disfunción articular”. Y el INSS decidió un mes más tarde que esta cuidadora no tenía derecho a ningún grado de incapacidad.
Pero ella, no conforme con esta resolución, tramitó una Reclamación Previa. Aunque, como suele ocurrir, dicha gestión no desembocó en una respuesta favorable por parte de la Seguridad Social. Y en julio de 2019 se vio desamparada y en situación de desempleo, hasta que nos llamó y todo comenzó a dar un giro que acabaría en un feliz desenlace.
Trastorno depresivo mayor
En la vista judicial pudimos acreditar que Malena padece un trastorno depresivo mayor calificado como grave -no una simple distimia, como afirmó el tribunal médico-, y que está sometida a una “pauta farmacológica muy intensa”. Pese a que está afectada de esta enfermedad desde la adolescencia, la sintomatología empeoró a raíz del diagnóstico de fibromialgia en 2017. Incluso llegó a estar ingresada por un intento de suicidio mediante una sobredosis de medicación.
Como se puede observar en la propia sentencia, el estado de nuestra cliente se caracteriza por “un bajo tono anímico, ansiedad de características agorafóbicas, tendencia a la apatía [...] desánimo y una desmotivación generalizada”.
Lamentablemente, y aunque ha seguido una terapia, los informes que aportamos en el juicio demostraban que la demandante se ha mostrado poco receptiva y reticente, refugiándose en el consumo de medicación y en la ingesta de alcohol.
Fibromialgia y Discapacidad
Junto a la depresión, nuestra defendida sufre fibromialgia con dolor crónico mal controlado. Está tratada con morfina y tiene una movilidad articular muy conservada. Todo ello desde hace ya cuatro años.
Pero, además, en septiembre de 2020 (cuatro meses antes del juicio), a esta trabajadora le fue reconocido un 56% de discapacidad.
Ni esfuerzos físicos ni mentales: Incapacidad Absoluta
El magistrado del Juzgado de lo Social nº 8 de Barcelona resolvió que la demandante “no puede realizar actividades que exijan una mínima carga mental, una relación normalizada con terceras personas o intensos esfuerzos físicos”. A lo que añadió que estamos ante “un cuadro singularmente grave, revelador de una capacidad psicofuncional muy deteriorada”.
Pensión más atrasos
Por estos motivos, revocó las resoluciones del INSS y condenó a esta entidad a hacer tributaria a Malena de una incapacidad permanente absoluta, con una pensión del 100% de su base reguladora de 1.144,21 €. A esta mensualidad se suma un pago de atrasos de dos años, ordenado también por el juez.
En definitiva, la ahora pensionista ha pasado de no percibir nada de la Seguridad Social a cobrar una prestación equivalente a un sueldo medio. Y no solo eso, sino que se ha dictado que tiene derecho a la cantidad extra -muy significativa- que suponen los atrasos.
Si quieres consultar la sentencia, puedes hacerlo aquí: