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Incapacidad Absoluta por fibromialgia y fatiga crónica en grado III

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Virginia es discapacitada, con un porcentaje de discapacidad del 53% que se le reconoció en 2018. Sin embargo, no tenía hasta el momento ninguna pensión de incapacidad permanente que le permitiera dejar de trabajar. La había solicitado pero no se la concedieron, y al reclamar tampoco tuvo éxito. Hasta que decidió acudir a los tribunales y la consiguió -en grado de absoluta- con la ayuda de nuestros abogados. 

Nuestra cliente trabajaba desde febrero de 2015 como operaria de lavandería en un centro especial de empleo, donde las personas contratadas tienen algún tipo de discapacidad. Pero incluso en ese escenario, sus dolencias le hacían imposible desarrollar su profesión con un mínimo de efectividad. Virginia sufría entonces de fibromialgia en grado III y fatiga crónica en grado II/III, que el propio ICAM (Tribunal Médico) constató pero que el INSS no consideró causa de incapacidad permanente alguna. Ahora eso ha cambiado. Veamos cómo ha sucedido.

La oposición del INSS

El Juzgado de lo Social nº 1 de Tarragona admitió la demanda interpuesta por nuestro despacho en nombre de nuestra defendida. Y en mayo de este año se celebró el juicio. Ella estaba en ese momento cobrando el subsidio de desempleo, desde que el año pasado tuvo que dejar de trabajar debido a sus patologías. A la fibromialgia y la fatiga crónica se sumaba una depresión que agravaba su cuadro clínico general. 

Cuando presentamos su caso ante la jueza, el abogado que representaba a la Seguridad Social alegó que las enfermedades de Virginia eran anteriores a su incorporación al mercado laboral. Y que después no había habido un empeoramiento de su estado de salud. Por todo ello, la postura del INSS era denegarle cualquier grado de incapacidad permanente

El juez nos da la razón

Tras analizar el caso, la magistrada no estuvo de acuerdo con la defensa argumentada por el letrado del INSS. Ya que afirmó que esta lavandera se incorporó al mercado laboral en el año 1998, cuando ya tenía diagnosticado al menos el síndrome de fibromialgia. Un dato que quisimos poner de relevancia aportando su vida laboral. En cualquier caso, la sentencia es clara y en ella se puede leer que “las secuelas que padece la actora [...] la inhabilitan para la realización de todo tipo de trabajo sin que ni siquiera pueda realizar trabajos livianos y/o sedentarios”. 

En cuanto a informes médicos, entregamos a la jueza dos de un centro privado, donde se reflejaba que en abril de 2019 - un mes antes del juicio- Virginia continuaba con fibromialgia en grado III, mientras que su fatiga crónica se había incrementado definitivamente también al grado III. Pero, además, proporcionamos dos informes más. Uno de ellos de un hospital público, donde se corroboran ambas dolencias. Y un segundo del médico de cabecera, en el que se insiste que la paciente no puede realizar esfuerzos. 

Incapacidad absoluta con pago de atrasos

Finalmente, la ley ha fallado a favor de esta operaria de lavandería, con una resolución que concluye que el diagnóstico está sobradamente confirmado gracias a los diversos informes médicos. De este modo, le otorga una incapacidad permanente absoluta, con una pensión del 100% de su base reguladora. Pero con efectos retroactivos, razón por la que Virginia cobrará los atrasos no percibidos desde julio de 2018 -fecha en que el INSS erró en su decisión de no conferirle la incapacidad que ya entonces merecía-. 

La sentencia, en su totalidad, se puede ver en el siguiente archivo:

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