Mª Jesús tenía una incapacidad permanente absoluta concedida judicialmente en 2016, con efectos retroactivos desde 2015. La causa fue un Síndrome Poliadenopático -enfermedad de los ganglios linfáticos- más escoliosis. Pero después entró en una profunda depresión y también comenzó a padecer sarcoidosis cutánea, y en una revisión de grado en 2018 el INSS le retiró su pensión.
Se consideraba que la solicitante ya no tenía derecho a ningún tipo de incapacidad. Mª Jesús interpuso en aquel momento una reclamación previa por vía administrativa que, como muchas otras que se tramitan, no tuvo éxito. En consecuencia, en enero de 2019 se quedó sin ninguna protección económica. Pero nos llamó y….
Informes médicos analizados en el juicio
Llevamos el caso a juicio en el Juzgado de lo Social nº 3 de Barcelona, y nuestros abogados presentaron como prueba cinco informes médicos que fueron la clave del éxito del proceso. En ellos se describía un cuadro psiquiátrico de depresión grave que incluía síntomas como “ tristeza, apatoabulia, astenia, ansiedad de predominio psíquico que le impiden en estos momentos un funcionamiento sociolaboral adecuado”. Todo ello con resistencia a los tratamientos.
Asimismo, el magistrado afirma en la sentencia que “se considera acreditada en este momento que existe una patología permanente”. Certificándose así que la enfermedad de nuestra cliente es crónica y merece el reconocimiento de una incapacidad permanente.
Incapacidad absoluta por depresión
Finalmente, la resolución judicial condena a la Seguridad Social a que reconozca a Mª Jesús una incapacidad absoluta del 100% de su base reguladora. Con efectos, además, de 2018, de manera que nuestra defendida recibe un pago de atrasos adicional a su pensión mensual. Su trastorno depresivo fue, en definitiva, la esencia de la decisión del tribunal.
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