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El persulfato de amonio es un agente químico que puede ser un factor de riesgo para los profesionales de la peluquería, ya que puede provocar reacciones alérgicas en las vías respiratorias. Eso es lo que le ocurría a Sara, una peluquera autónoma que desarrolló asma ocupacional, pero no obtuvo una incapacidad hasta que demandó al INSS y a su mutua.
“No se halla en situación de incapacidad permanente”
En marzo de 2020 Sara fue examinada por el tribunal médico de Cataluña, la SGAM, pero el dictamen-propuesta no favoreció a la trabajadora. Y, posteriormente, la dirección provincial del INSS resolvió que esta peluquera no merecía una pensión de incapacidad permanente, puesto que “no se halla en situación de incapacidad permanente”.
Y en agosto esta resolución se confirmó, porque la Reclamación Previa que ella tramitó fue desestimada.
Enfermedad profesional
Fuimos a juicio tras valorar su caso, y la demanda recayó en el Juzgado de lo Social nº 29 de Barcelona. En la sala demostramos que nuestra cliente padecía asma ocupacional a causa de su trabajo. El motivo: el persulfato, un oxidante en forma de polvo que está presente en los productos para aclarar y decolorar el cabello.
Estar en contacto continuo con este agente químico le había causado a Sara un estrechamiento de las vías respiratorias, por lo que era evidente que no podía seguir desempeñando su oficio. La ‘prueba de provocación’ con metacolina -un fármaco que se inhala antes de realizar una espirometría- había sido positiva, es decir, que estaba comprobado que su función pulmonar (FEV1) había disminuido.
Incluso, presentamos informes médicos donde se hacía constar que los problemas respiratorios no solo se presentaban dentro de la peluquería, sino también fuera de su ambiente de trabajo.
En consecuencia, la magistrada fue muy clara en su sentencia, señalando que su asma derivaba de enfermedad profesional. De hecho, resaltó que en el propio informe de la Seguridad Social se indicaba que el asma era “ocupacional”.
La mutua, ausente y condenada
La magistrada declaró a la actora en situación de incapacidad permanente total por enfermedad profesional, estimando así íntegramente nuestra demanda y concediéndonos todo lo que solicitábamos. Asimismo, condenó a la mutua al abono de la prestación, al tratarse de una contingencia profesional y no común.
Como curiosidad, la mutua ni se presentó al juicio, pese a que si se ratificaba que la contingencia era una patología generada por el trabajo -como efectivamente sucedió- iba a ser la responsable de pagar la pensión.
Lee o descarga la sentencia aquí:
