Incapacidad Permanente por Depresión
¿Es posible conseguir una pensión por incapacidad por depresión? Sí, se puede solicitar una incapacidad permanente por depresión. Por un trastorno depresivo mayor, además, se puede obtener la incapacidad absoluta. Así lo dice la jurisprudencia.
Pero sea incapacidad total o absoluta, para que se pueda reconocer es necesario que tenga carácter crónico y recurrente. Y, además, que se hayan agotado las posibilidades terapéuticas para tratarla.
Índice de contenidos
Tipos de depresión que pueden derivar en incapacidad permanente
En general, para poder obtener una incapacidad permanente por depresión debe existir el diagnóstico de la enfermedad, preferentemente en sus formas graves y con significativo impacto funcional -y, por ende, en la capacidad de trabajar-. Todo ello se debe demostrar en informes médicos que acrediten la gravedad, cronicidad, recurrencia (que vuelva a aparecer) y/o resistencia al tratamiento.
Después, el INSS puede conceder un grado u otro de incapacidad, pero esto no depede de la clase de depresión que se padezca, sino de cómo esta afecta a la persona en concreto. De cualquier modo, en general y observando las sentencias sobre incapacidad por esta enfermedad, los principales "tipos" de depresión que pueden dar lugar a una incapacidad permanente son:
- Depresión mayor grave
- Depresión mayor recurrente
- Episodio depresivo mayor
- Trastorno depresivo persistente
- Cuadro depresivo grave
- Distimia y trastorno depresivo
Grados de incapacidad permanente por depresión
Incapacidad permanente total por depresión
El grado de incapacidad permanente total -para la profesión habitual- se suele reconocer, sobre todo, cuando la depresión afecta a trabajadores de profesiones con riesgo para sí mismos o para terceros. Por ejemplo, si se va armado (policías, vigilantes de seguridad...) o se conducen vehículos pesados (como un autobús).
Pero también es viable en caso de actividades de alta exigencia mental o estrés (altos directivos, empleados de banca...), así como en otros trabajos cualesquiera donde la depresión puede no ser mayor pero se combina con otras dolencias, de manera que el afectado no puede desarrollar su ocupación habitual.
El grado inferior a la total, la incapacidad parcial, no se da prácticamente nunca a causa de una depresión.
Incapacidad permanente absoluta por depresión
La incapacidad permanente absoluta por depresión se puede lograr si el diagnóstico es de depresión mayor, sobre todo grave y recurrente. Los jueces así lo han dictado. Se valora también si ha habido intentos autolíticos -de hacerse daño a uno mismo- y episodios de hospitalización.
Puedes ver un ejemplo real de incapacidad absoluta por depresión aquí.
Requisitos de la incapacidad absoluta por depresión
Los síntomas psicóticos no son un requisito imprescindible, pero sí lo son los siguientes:
- Manifestaciones intensas de la enfermedad que no remiten pese a los tratamientos (refractariedad), y que se mantienen en el tiempo de forma estable.
- Limitaciones funcionales severas, que impidan realizar cualquier tarea profesional con la continuidad, regularidad y rendimiento mínimos exigibles.
- Informes médicos y psiquiátricos donde se pueda corroborar que ha habido un seguimiento psiquiátrico prolongado, y que muestren tanto la gravedad como la permanencia y falta de mejoría.
- El reconocimiento de la incapacidad absoluta por depresión es más firme si se da un deterioro funcional consolidado, es decir, cuando no hay posibilidad de reversión de las secuelas.
Gran invalidez por depresión
El reconocimiento de una gran invalidez solamente se produce en supuestos excepcionales en los que, además de estar presente una depresión mayor muy grave, acreditada y persistente, el afectado no solo está incapacitado absolutamente para cualquier profesión, sino que precisa ayuda permanente para las actividades más elementales de la vida diaria debido a su estado psíquico.
Se trataría, en todo caso, de expedientes extremadamente puntuales que revelaran un deterioro cognitivo severo o una desorganización conductual grave. O si la depresión fuera acompañada de otros importantes trastornos neurológicos que impidieran la autónomía de la persona.
Discapacidad por Depresión
En el actual baremo de discapacidad se pueden encontrar los criterios para los trastornos trastornos depresivos (que abarcan la depresión mayor, la distimia y otros trastornos afectivos recurrentes).
En la valoración, se evalúan específicamente los siguientes factores:
- Frecuencia e intensidad de los episodios depresivos
- Duración de los síntomas
- Repercusión en las actividades básicas y sociales de la vida diaria (autocuidado, relaciones, trabajo o estudios)
- Respuesta al tratamiento y grado de autonomía personal
- Existencia de comorbilidad psiquiátrica, es decir, de que la depresión conviva con otras patologías (ansiedad, trastornos de personalidad, etc.)
Por ejemplo, con una depresión mayor recurrente muy grave, se podría conceder un porcentaje de entre el 50% y el 65% de discapacidad. No obstante, este dato es puramente orientativo, ya que el grado de discapacidad exacto se determina tras evaluación médica y psicológica oficial.



